viernes, 12 de junio de 2020

El arte de educar en RESILIENCIA

En los tiempos que corren no hay nada más preciado que haber educado a nuestros hij@s como buenos resilientes.
De la resiliencia se sabe poco, pero es una maravillosa herramienta para salir de las pruebas que la vida nos pone, incluso de nuestras propias trampas emocionales.
Los hijos, nuestros maravillosos tesoros, los intocables, los dioses del futuro y sobre todo del presente, los incondicionales. Esos a los que daríamos todo, sin saber que con esa actitud, solo le daremos una pobreza enorme.
Cuando los hijos crecen rodeado que todo, sin molestarse en luchar por nada, cuando todo cae del cielo, los padres pierden la piel para que no les falte de nada, con tan solo dar a un botón, San Google le resuelve todas sus dudas, ¿ qué esperaremos de ellos, cuando su adolescencia y juventud empiece a tirar de los recursos de supervivencia, que supuestamente han venido trabajando en su corto periodo  de vida? ¿Qué haremos ahora los padres, cuando nos veamos envueltos en una impotencia enorme, que no nos deja pensar claro? ¿ como resolver sus encrucijadas emocionales, si ni tan siquiera podemos resolver las nuestras? ¿CUAL FUE EL ERROR???????
El de siempre, los adultos vamos creciendo huérfanos de herramientas emocionales, nos cuesta gestionar las emociones. 
La generación de nuestros padres, fue un poco complicada. Trabajaron todo lo que pudieron para que no nos faltara comida, algo de lo que ellos carecieron.
Nuestra generación trabajó bastante, para poder estar en una buena zona de confort y dar la misma a nuestros hijos, pero...… ¿a que llamamos ZONA DE CONFORT?
Esa es la CLAVE, no tenemos ni idea. Nuestra maravillosa zona de confort, es muy limitante, por eso no nos hace felices. 
Una buena zona de confort debe ser completa para que sea efectiva.
Esa zona de confort, debe estar en equilibrio. Nos haga felices por dentro y por fuera.
Lo material no nos hace felices, realmente nos hace felices lo emocional.
Lo material ocupa los vacíos emocionales. Pero lo material realmente no ocupan esos vacíos, posiblemente lo hará momentáneamente, pues éstos siguen estando ahí.
Trabajar las emociones primero con nosotros y luego con nuestros hijos, es mucho más barato que comprar y comprar para parchear la felicidad.
Observar, acompañar, dejar que desarrollen su supervivencia desde pequeñitos, dar juegos donde intervenga la creatividad, alejar móviles, Tablet ,etc…. a los niños pequeños, incluso 10 años para mi son pequeños, pero eso ya es mi opinión. Los juegos de rol, de construcción, de autoconocimiento y un montón de maneras diferentes de educar a nuestros hijos en las emociones.
Hay que dejar que se equivoquen, y que empiecen una y otra vez, que se aburran, que se frustren, que sean resilientes desde pequeños, siempre desde nuestra observación y acompañamiento, desde nuestro amor protector, no desde nuestra enfermiza protección., esa que los hará infelices en su adolescencia, juventud y arrastrará el resto de su vida, cuando esa ésta, la vida, quien los ponga a prueba.
Feliz viaje, con amor  MEME