Pero.. que fácil me lo pones!!!, le contesté yo. Solo que hay una cosilla importante, tienes que madrugar. El me contestó que sin problema, que madrugaría.
Es verdad que desde hace tiempo, me lo ha dicho en varias ocasiones, pero ayer fue el momento de darme cuenta, el regalo tan maravilloso que podía hacerle a mi hijo. Llevarlo a ver unos de los mayores placeres para la vista y alimentar el alma, que el universo nos regala cada día.
Dicho y hecho. Nos levantamos a las siete de la mañana y fuimos en busca del amanecer más maravilloso de nuestras vidas.
Aunque el mar está a pocos minutos de casa en coche, vivimos rodeados de montañas y el sol que cada mañana se empeña en salir por el este, se hacia esperar. Decidí buscar el sitio perfecto, que aunque la perfección sé que no existe, aún para determinados momentos la sigo buscando, y sí, después de un buen rato conduciendo, a las 7:45, un sinfín de colores cálidos en el cielo, nos invitaban a parar, y contemplar el despertar del sol frente a nosotros.
Su cara era para grabar el momento, pero como la magia es así, hasta el móvil se me olvidó en casa. Esos momentos hay que vivirlos y grabarlos en la retina de los ojos y el disco duro de nuestro corazón, y así fue.
En el azul de sus ojos, los rayos del sol iluminaban su mirada de admiración, mientras su voz expresaba lo maravilloso del momento. Regalándome el universo, el amanecer más maravilloso de mi vida. Aunque he visto muchos, sola y acompañada, para mí, también parecía el primero.
Mi orgullo de madre salió marcando terreno y le dije : aunque verás muchos más, posiblemente con tus amores, para mi, es un gran honor ser la primera mujer que comparte este regalo del universo, que nos deleita todos los días, contigo.
Y como en cada momento quiero que aprenda algo nuevo en su camino, le recordé que la adolescencia es una etapa maravillosa, de luchas y triunfos con uno mismo y aunque a veces tengamos un día duro, que parece que nunca va a acabar, al día siguiente, el sol volverá a salir y aunque las nubes no lo dejen brillar, él seguirá allí, escondido, esperando para seguir brillando al menor descuido de las nubes. Así debemos de ser tod@s, aunque tengamos un día gris, no tirar la toalla, y seguir luchando para volver a brillar. El sol sigue saliendo todos los dias, aunque a veces pase desapercibido tras las nubes.
Con amor , MEME, dedicado a mi hijo
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